Mi amiga, un
muchacho y yo empezamos a andar juntos, y sabía que a mí me gustaba él, y me
parecía que a él le gustaba de la situación, pero comencé a percibir que él
estaba más cercano de mi amiga que de mí, pero yo pensaba:
No…no…ella es mi
mejor amiga hace años, si hubiera algo en ella me contaría de seguro.
Y si había un asunto
que nos gustara conversar en la escuela
era sobre muchachos, sin embargo el asunto de esta vez era de un tal Fernando,
el era de otra escuela y las muchachas lo conocían porque ellas vivían en el
mismo barrio, todas pensaban que el era lindo, pero Daniela pensaba así aún más.
Ella no dejaba de hablar de el, desde los tenis que usaba hasta la manera de el
arreglarse el cabello, ella realmente estaba obsesionada con ese muchacho.
Pero yo no estaba ni
un poco interesada en el tema, pues solo conseguía pensar en aquel amigo mío, solo
que cuando comenzaban a hablar de mi amigo ellas se reían y cuchicheaban entre sí.
Lo que solo aumentaba mis sospechas:
-Por qué no me dicen
la verdad? Ella está con él no es así?
Ellas solo me
confirmaron aquello que en mis adentros ya sabía, y sintiéndome muy traicionada
no solo por mi mejor amiga pero por mis otras amigas que parecían divertirse a
costa de mí
Me miraba en el
espejo preguntándome:
-Cuál es mi
problema? Soy gorda? Soy fea? Por qué las personas no gustan de mí?
Todos los complejos
que yo ya tenía antes, solo aumentaron dentro de mí, y aun que tuviera el amor
de mi familia esto no me satisfacía pues había un vacío inmenso en mí, ni yo
misma me soportaba
Comencé a hacer
varias dietas, escribía historias, músicas y poemas llenos de depresión. Iba a
la Iglesia y hasta lloraba, pero no lograba retener lo que allí era dicho. Me
dormía a la hora de la predica y solo repetía lo que el pastor decía a la hora
de la búsqueda, a veces solo me despertaba al final de la reunión, intentando
hablar alguna cosa con Dios. Todas las veces quedaba pidiendo perdón y pidiéndole
a Dios para no ir al infierno, decía hasta que amaba a Dios pero no lo conocía.
Por qué? Porque yo
vivía encima del muro, o sea no me decidía a tener un compromiso con Dios.
Ustedes aún no lo
había notado? Pues ahora lo van a notar…
Mi prima me llamó
para ir a una fiesta de cumpleaños de una amiga de ella, como ella estudiaba en
otro colegio no había mucha gente que conociera allí, entonces me quedé sentada
quieta toda la fiesta. Hasta que me dijeron que un muchacho quería quedarse
conmigo, en un inicio ni le di importancia, ni quería saber quién era. Pero después
me enteré que era ese muchacho Fernando…
Entonces vinieron a
mi dos pensamientos:
Quédate con él
Ariana, será tu oportunidad de vengarte de ellas!
Y el otro
pensamiento era:
No, no. Vete a tu casa
el carro ya está viniendo a buscarte!
Entonces respondí:
Ok me quedo con él!
Continúa en el
Próximo capítulo.